¿Te has preguntado alguna vez cómo los gatos se comunican entre sí y con su entorno? ¡Las feromonas son la clave! Estas poderosas sustancias químicas desempeñan un papel crucial en el comportamiento y la interacción de nuestros amigos felinos. ¡Vamos a adentrarnos en este fascinante mundo y descubrir cómo funcionan!
La Variedad de Feromonas: Una Paleta Informativa 🎨
Las feromonas en los gatos son como un lenguaje secreto, compuesto por hasta 40 tipos diferentes de estas sustancias químicas. Cada una tiene su propio propósito y mensaje, desde señales territoriales y maternales hasta sociales, de alerta o sexuales, estas sustancias químicas ofrecen una rica paleta informativa. Los gatos las necesitan para reconocer su entorno, sentirse seguros en él y obtener datos sobre otros individuos, disponibilidad sexual, fases del celo, estados de ánimo y mucho más. Son clave en su comunicación diaria.
El Secreto de la Comunicación Felina: Las Glándulas y su Ubicación 🌟
Las feromonas se producen y liberan a través de diversas glándulas ubicadas en varias partes del cuerpo del gato. Como la sien, la boca, la base de la cola, las almohadillas de las patas, la orina o las heces. En cada área hay un tipo de feromonas específico, para marcar territorio y hasta expresar emociones como la tranquilidad o el estrés.
El Órgano de Jacobson: La Clave de la Interpretación 🧠
Para interpretar estas señales, los gatos cuentan con el órgano de Jacobson o vomeronasal. Este órgano especializado se encuentra entre el paladar y el tabique nasal y está diseñado para detectar y analizar sustancias químicas como las feromonas. Puedes visualizar su parte externa como un pequeño bulto justo detrás de los incisivos. Permite a los gatos comprender el mundo que los rodea de una manera única y detallada.
El Reflejo de Flehmen: Descifrando los Mensajes Ocultos 🕵️♂️
¿Cómo llegan estas partículas al órgano de Jacobson para su interpretación? Aquí es donde entra en juego el “reflejo de Flehmen”. Cuando un gato encuentra una feromona interesante, levanta los labios y mantiene la boca ligeramente abierta para que las feromonas entren en su boca, a continuación con la lengua mueven estas sustancias hasta el órgano vomeronasal. Este comportamiento, conocido como el reflejo de Flehmen, permite al gato “leer” y analizar las feromonas, descifrando así los mensajes que contienen.